Alabados, género musical que ha formado el carácter de los habitantes de Nuevo México

Proseción con cantos de Alabados y Matachines. Foto. Profesor Enrique Lamadrid.

Continuando con la serie de Raíces, ‘Cantos y Cuentos de Rio Arriba’, estos reportes radiofónicos sobre la música que se ha tocado y cultivado por tradición en la región conocida como Rio Arriba, o el Rio Grande del Norte, una franja cultural que va desde el sur de Albuquerque en Nuevo México hasta el valle de San Luís, al norte de la guardarraya con Colorado. La serie es realizada en colaboración con Daniel Sheehy, y se hizo posible con fondos parciales del Fondo Nacional para las Artes. En este programa especial de Línea Abierta continuamos con un capítulo más de nuestra serie radiofónica, “Raíces: Cantos y Cuentos de Río Arriba”, con la intervención de destacados músicos y estudiosos de las tradiciones musicales de esta peculiar región del sureste de Estados Unidos.
Región de Río Arriba, Nuevo México.

Los Alabados son canciones lentas y tristes asociadas a las procesiones de Semana Santa, los funerales, los días de Año Nuevo y otros eventos comunitarios o ceremoniales. Músicos populares y estudiosos académicos cuentan la historia de esta tradición.

Despierten ya de su sueño

Asómense a su ventana

Llegamos al Año Nuevo

Que alegre está la mañana”

Con esta tonada, los músicos de los pueblos de Río Arriba alegran las primeras horas del año que se inicia. Cada primero de enero, desde hace siglos, los trovadores se oyen cantar en las frías calles desde la víspera hasta la madrugada del día de Año Nuevo.

De mi casa he salido

Con la nieve a la rodilla

A la casa de los Manueles

A darles los Buenos Días.

La costumbre es conocida como “dando los días” y  es una serenata se va cantando de casa en casa. Al llegar frente a un zaguán, entre abrazos y saludos los moradores salen de la casa a dar la bienvenida a los cantantes y a obsequiarles una copita para aliviar el frio.

Yo no canto porque sé

Ni porque mi voz sea buena

Yo canto pa’ que no caiga

El penar sobre la ajena.

“Dar los días” es una vieja tradición festiva de los pueblos de Rio Arriba para levantar el ánimo de la gente en las primeras horas del año. Los otros cantos que por costumbre usa la gente de la región para darse ánimo unos a otros son los llamados Alabados, las canciones espirituales que se han enseñado de padres a hijos, de abuelos a nietos.

En este programa grandes intérpretes y estudiosos de la canción de Rio Arriba nos adentran en el mundo de los tradicionales Alabados, los cantos espirituales que se celebran tanto en las parroquias católicas como en las ceremonias de las hermandades llamadas los Penitentes, los grupos de fieles que en su primer siglo de labores fueron prohibidos por la jerarquía católica y oficiaron en secreto. Sobre esto comenta el catedrático universitario de música y galardonado maestro folklorista Lorenzo Trujillo, quien es también director de música hispánica sacra en el Conservatorio de Música de la Catedral Basílica en Denver.

“La gente cuando está en situación de necesidad reza, y cuando cantan, rezan dos veces. Los penitentes son un grupo, una hermandad secreta, que preserva las piezas de alabados, las canciones de alabanza, en las ceremonias, especialmente en tiempo de Pascua, de Navidad. Yo no aprendí mucho de ellos, porque yo no estaba allí todo el tiempo en el ambiente. Pero mis primos todos cantan alabados. De niños, cuando estábamos rezando, rezando, rezando, con las abuelitas, a fuerza” (risas), relata Lorenzo Trujillo.

Trujillo recuerda un verso:

Bendito, Bendito, Bendito sea Dios

los ángeles cantan

y alaban a Dios”

“Aprendimos las canciones de la iglesia y hoy día todavía las canto con mi comunidad hispana… Mi papa le dio un terreno a los penitentes y allí cantaban los alabados. Y allí los oí y aprendí”.

Cipriano Vigil en concierto.

Por su parte, Cipriano Federico Vigil es uno de los más destacados intérpretes y promotores de la música tradicional de Rio Arriba. Vive en el poblado de El Rito, en un ranchito de chaparrales con vista a las Montañas de Sangre de Cristo, en Nuevo México.

“Los penitentes ayudaban a la gente a enjarrar casas o gente enferma. O en los cambalaches. Y siempre había música y bailes tradicionales. Hay algo que decía:

Adiós acompañamiento

ya se llegó la hora y tiempo

de que me vayan sacando

 “Ha cambiado mucho ahora. Los alabados en los funerales. No necesitaban professional mourners. En mi familia ninguno fue penitente. Pero los respetaban. Hasta les dieron un pedazo de tierra”.

 Se escucha la música de Adiós Acompañamiento…

“Hay alabados que se cantan en el camposanto cuando están enterrándote, enterrándonos”.

Profesor Enrique Lamadrid, en su mesa de trabajo.

Eso comenta el profesor Enrique Lamadrid, catedrático de español en la Universidad de Nuevo México, en Albuquerque, autor de libros, y entre otros de “Nuevo México Profundo: Rituales de una Tierra Indo Hispana”.

“Hay uno muy bonito: ‘Adiós Acompañamiento’, donde el difunto está despidiéndose de todos. Y es muy conmovedor. Cipriano lo llama “Entrega”, que es la entrega de difuntos. Yo lo veo como lo que se canta en el camposanto”.

Sigue la música de Adiós Acompañamiento…

El profesor Lamadrid señala cómo de alguna forma esta música tradicional, los alabados, ha ido formando el carácter de los habitantes de Nuevo México.

“Yo lo llamo el sentimiento trágico de la vida. Yo lo aplico a Nuevo México. Si las tonadas suenan tan tristes casi todas es porque no usaron escalas y en la música religiosa se usan los modos que suenan tristes, suenan muy antiguos porque eran las melodías populares. Como dice una oración mariana: ‘este mundo de Nuevo México es un valle de lágrimas’. En toda la época colonial lo fue”.

 Se escucha música de Espíritu Santo Penitentes…

Pero al mismo tiempo, ha ayudado a los nuevomexiquenses a sobreponerse al dolor y la adversidad, concluye Lamadrid:

“Hemos sobrevivido en Nuevo México, nuestra cultura, gracias a la fortaleza de nuestras familias. La gente no es que seamos tan tristes. El sufrimiento es también la solución. El dolor mismo es una especie de superación. El poder del lamento. El sentimiento trágico de los nuevomexicanenses se oye en la música. El lamento como la clave para entender la cultura y la sobrevivencia de la cultura es como el carnaval.La gente que llega de otras partes y pregunta por qué ustedes no celebran el carnaval. No sé. Me puse a pensar. Y es que no es la época del año de mucho comer. Casi nos  morimos de hambre en la primavera. Como vamos a celebrar en la cuaresma si no hay nada con que celebrar. No es una época muy alegre. Pero Semana Santa es la fiesta más grande”.

 Música: Viernes de la Luz.

“Aquí todavía cuando cantamos los alabados parecen las saetas de España”.

Cipriano Vigil se refiere a las saetas religiosas, el canto tradicional de las procesiones de Semana Santa cuando se recuerda la crucifixión de Cristo, canto que ha sido popular en España por varios siglos.

 Sube Música de Viernes de la Luz…

Paisaje de Río Arriba, Nuevo México. Foto: Samuel Orozco.

El historiador Roberto Martínez, señala la forma como el cambio de una congregación sentó las bases para el nacimiento de los penitentes y cómo lograron salvaguardar las tradiciones.

“Cuando se fueron de Nuevo México los franciscanos y entraron los padres diocesanos, los diocesan priests, ya habia shortage de curas. Y entonces se fundaron los Hermanos Penitentes para ayudar espiritualmente a la gente. Para rezar. Para enterrar a los muertos. Ayudar a los enfermos. Durante Semana Santa tenían tradiciones sangrientas. Se flagelaban. Cantaban alabados. En 1850s, los penitentes se fueron underground (porque a los arzobispos no le gustaban los penitentes). Y tal como los indios Pueblo, fueron agentes de cultura, y se dispusieron a guardar santos y retablos”.

 Un ave María Penitentes…

El profesor Enrique Lamadrid, relaciona los alabados con la pena y el dolor de los habitantes de Nuevo México., cómo están conectados unos con otros.

“Uno de mis alabados favoritos… muy querido –dedicado- para la Virgen de los Dolores”.

Se escucha al coro:

Madre de Dolores

Madre de tormentos

Ay, dulce madre

Que sentimiento.

Roberto Mondragón, en su Casa de Adobe en Santa Fe, Nuevo México.

“¿Quién es la madre del dolor? Los indios tienen la madre de los venados, la madre del maíz. Ahora entiendo que muchas culturas tienen también una madre del dolor, del sufrimiento. Todos tienen que enfrentarse con esa condición humana que es nuestra mortalidad. Y en nuestra cultura tiene nombre de mujer: la lola, la Dolores, la madre de Dolores”.

Los miembros de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, conocidos entre la población como Penitentes y organizados en cofradías, han profesado en secreto sus ritos y ceremonias realizadas en la privacidad de sus moradas, o capillas.

Estas ceremonias y hermandades, aunque llenas de misterio, gozan de la admiración de la mayoría de los pobladores de la región de Rio Arriba, destaca Roberto Mondragón, veterano promotor de los cantos del Rio Grande del Norte.

“En la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno el propósito es hacer el tipo de ejercicios en los cuales uno está tratando de pasar los mismos pasos que dio Jesucristo siguiendo La Pasión.La razón por la que se establecieron era por falta de curas o padres en ese tiempo, con el propósito de mantener no sólo las oraciones, sino también los himnos y cánticos”.

 Música: Jesús el Nazareno (Jesús de mi Vida)… 

Roberto Mondragón es oriundo del Viejo pueblo de Antón Chico, vive hoy en una casa de tipo adobe, en los suburbios de Santa Fe. Él dice que junto a las hermandades católicas estaban también las hermandades obreras, las sociedades mutualistas, que cumplían similares funciones de ayuda social, celebraban sus propios rituales y se daban ánimos entre sí con sus propios cantos.

“La Sociedad de Protección Mutua de Trabajadores Unidos (SPMTU). El que comenzó la organización se llama Celedonio Mondragón que en efecto era una unión para proteger a los trabajadores de las minas porque no les pagaban suficiente. Es la misma tarea que sigue ahora. Y también allí tenían sus cantos”.

 Esta es una estrofa del himno oficial de la SPMTU:

Hispanos Americanos

Al son de la libertad

Estrechémonos las manos

Con amor y caridad

Estrechémonos las manos

Panorama de la región de Río Arriba, donde se celebran las tradiciones regionales que datan desde los tiempos de La Colonia.

El profesor Enrique Lamadrid, destacado estudioso del Nuevo México profundo brinda aquí más detalles de los orígenes de esta organización obrera.

“Aquí es tierra de anarquistas tradicionales. Vinieron de Argentina y de México. Llegaron aquí de las minas de México. De Cananea. En los 80s del siglo XIX y antes. Fue un movimiento en todo Latinoamérica que tiene varios nombres como anarcosindicalismo. Y ese nombre no se conocía aquí. Era La Sociedad. Nada más. Pero había dos. Una era La Alianza. El otro era la Sociedad Protectiva Mutualista de Trabajadores Unidos”.

Aunque no como en los años 30, la SPMTU, que todavía existe en el sur de Colorado y también en el norte de Nuevo México, dice Lamadrid, “ellos fueron los primeros en ofrecer garantías y servicios de los que hacen las compañías de seguros cuando la gente va a enterrar a sus hermanos de La Sociedad. Y los hermanos penitentes tenían la morada y también el salón de La Sociedad. Y eran la misma lista de nombres. Y al salón también acudían los protestantes cuando había. Y ellos tienen su propia música, sus propias oraciones, sus ceremonias de camposanto, sus propias entregas de muertos, digamos… Cantaban cantos laicos”

Coro del Himno de SPMTU

Juremos ser libres

Y viva la unión

Que viva la liga

De mutual protección

Defendemos su bandera

Con nuestras fuerzas y unión

Defendemos su bandera.

Musicóloga Brenda Romero. Foto: Cortesía de Patrick Campbell – University of Colorado.

Este es el himno oficial de la Sociedad de Protección Mutua de Trabajadores Unidos. La letra es de JR Valdez y la voz del hermano Wilfred Romero, de Nuevo México.

Los hermanos penitentes son por lo general también miembros de las sociedades mutualistas. Pero igual que la época de oro de los mutualistas ha pasado, así también han pasado los mejores tiempos de las hermandades de penitentes.

Esta disminución de las cofradías ha sido en parte porque con los años ha cambiado también el punto de vista de las nuevas generaciones sobre algunas prácticas al interior de las cofradías.

A algunos les preocupa por ejemplo que hoy en día los hermanos sigan flagelándose, causándose dolor y daño  practicar la penitencia, afirma la profesora Brenda Romero, ex directora y fundadora de Etnomusicología, de la Universidad de Colorado en Boulder. Ella tiene hondas raíces en la región de Española, en el norte de Nuevo México.

“Algunas costumbres no nos ayudan, como la mentalidad de penitente. Son costumbres antiguas. Sé que son sagradas. Pero al mismo tiempo pueden ser opresivas. La gente tiene que salir de la mentalidad de ser pobre o ser triste. ¿Cómo salimos de esa mentalidad de ser triste? Eso es lo más difícil. (Afecta también a las mujeres). Mi mamá, aunque no se flagelaba sí se quedaba por seis horas sentada mientras los hombres se flagelaban”.

Esa es una razón de la caída de la influencia de las cofradías y sus ceremonias secretas. La otra es que ahora el clero cuenta con más sacerdotes y templos para servir a la antes abandonada región; y a los antiguos hermanos se les han abierto ahora las puertas de la iglesia, para que celebren sus rituales en los días grandes de las parroquias, y sus cantos litúrgicos en los coros durante las misas.

El maestro Juan Ramón “Ray” Pérez es un veterano compositor de alabados y director del coro de la parroquia de San José, en Albuquerque. San José es el patrono de los obreros, y los valores que representa son los que cultiva “Ray” Pérez en su grupo coral y entre los fieles.

En veces se emociona uno mucho por ver que se hizo una cosa que honra al señor San José. Es una guía que podemos seguir su ejemplo. Yo creo que San José ha sido así, no nomás en el Señor, sino en el modo que ha creado la parroquia de San José”.

Canto: 

Glorioso San José

Patrón de los obreros

Enséñalos a querer

Enséñalos a amar

San José el más justo             

San José el más puro

San José el más obediente

Enséñalos a ser pacientes.

“No lo hicimos con la intención de hacernos famosos ni por creer que somos mejor que nadie más. Se hizo en el espíritu de Dios, se hizo…”.

Señor ten piedad

Señor ten piedad

Señor ten piedad

Ten piedad de nosotros

Taller de Cipriano Vigil.

“Ray” Peréz dice que la labor de su coro litúrgico es acompañar a la comunidad de fieles. No protagonizar. Quien se suma al coro de alabados no debe buscar la fama y el interés personal, sino el servicio comunitario.

El amor y el interés se fueron al campo un día

Pudo más el interés que el amor que te tenia (risitas)

“En veces vamos a un grupo,  a un coro pensando que me voy a parar allá, todos van a cantar y me van a ver a mi sola cantando o solo cantando, y no es así.  Así te estas engañando, es el amor de Dios que tenemos, no el interés; y en veces tenemos gente así. Al principio cuando empezamos, tal señor que tenía dos hijas, y como padre nosotros queremos que los hijos lo miren que les den golpe en el pecho y enseñar que pueden y tienen talento y se enojaban porque querían que cantaran solas y la iglesia no es para eso”

Se oye la música del Ave María Penitente / De matachines…

Esto que escuchamos es La Marcha de los Matachines, de José Archuleta y Ernesto Montoya.

 Música de Matachines…

Las danzas ceremoniales conocidas como Los Matachines son otra vieja tradición que distingue a la región de Rio Arriba. Es una costumbre que viene de siglos y se ha venido pasando de generación en generación. Se dice que en el pueblo de Bernalillo se celebran las procesiones de matachines de mayor antigüedad, que allí es una tradición de más de 300 años.

Aunque los símbolos de la danza de los matachines pueden tener sus raíces más remotas en las guerras medievales de los españoles contra los moros, hoy en día las presentaciones más bien recrean la historia de las conversiones de comunidades indígenas mexicanas al cristianismo.

Paisaje de la región de Río Arriba.

Por lo general, las ceremonias de los Matachines se dividen en dos grupos de danzantes que interpretan a varios personajes, que bailan al ritmo de guitarras y violines, y de tambores y sonajas en otros pueblos.

Esta es la danza de El Monarca, que lidera la procesión y se cree que recuerda la imagen de Moctezuma.

 Música El Monarca…

La Malinche representa típicamente a la virgen. Ese es el título de esta danza de matachines.

 Música: La Malinche…

El toro, en las celebraciones de matachines es el símbolo del Diablo o el pecado. Esta danza muchas veces persigue tratando de cornar a la Malinche y a El Monarca.

 Música: El Toro…

Y finalmente están Los Abuelitos, que suelen ser representados en algunos pueblos por un payaso, burlón y chistoso. Esto es Los Abuelitos, por José Archuleta y Ernesto Montoya.

 Música: Los Viejitos…

Los uniformes de los Matachines varían de pueblo a pueblo. El atuendo puede incluir pantalones negros y camisas blancas, con pañuelos paliacates de colores, además de taparrabos y cascabeles. En sus cabezas, los matachines llevan vistosos cupiles o penachos hechos de fino terciopelo y seda.

Esa ha sido la tradición de muchos pueblos de rio arriba por siglos. Estos días, las danzas de los matachines siguen celebrándose, pero cada día se ven menos. Hoy son contados los pueblos que auspician procesiones. Eso dice la profesora nuevomexiquense, Brenda Romero, destacada especialista de estudios académicos sobre los matachines.

Proseción con cantos de Alabados y Matachines. Foto. Profesor Enrique Lamadrid.

“En San Luis muchas tradiciones han desaparecido, ya no tienen matachines, los días de salir a pedir sus Christmas. Antes los músicos salían. Hay varios lugares. Están Alcalde, San Ildefonso, Gemez, Santa Clara, Cochiti, Bernalillo. En diciembre, en navidad celebran el agua en Alcalde. Esta bravísimo en Nuevo México. La atención que le hemos dado desde los 70s las ha reforzado. Varios grupos, como los Yaquis en Tucson conocen a los de Gemez”.

También matachines de México que siguen viajando a la región y otros estados del país, han contribuido a que esta tradición se mantenga viva a pesar de que prevalecen algunas costumbres machistas, dice la profesora Romero.

Música: La Entrega…

“La historia de los matachines en México es muy interesante. Pero aquí en Nuevo México tiene mucha fuerza. Algunos vienen desde Cuauhtémoc. Se ven cosas, símbolos que no quisiera ver. Que chocan. Pero es parte de la historia. Siempre era una danza de hombres. Pero empezó a cambiar en México. Empezaron con jóvenes. En Bernalillo han incluido a las mujeres por muchos años. En Alcalde por un tiempo hubo un grupo de mujeres chicas; El Matachín Rainbow. En cambio los grupos más viejos son siempre de hombres. Pero en Kansas City las chicas están incluidas siempre. Yo nomas conozco las de Denver y Kansas City. Ha de haber también en Omaha, Chicago y otros lugares. Se están extendiendo en Estados Unidos muchos grupos de matachines. Pero hay prejuicio, siempre lo hubo, contra México, contra los mexicanos”.

¿Por qué se perdieron las tradiciones en Colorado?

“Un alumno me dijo que porque en estos pueblos de Colorado había mucho Ku Klux Klan (KKK). Colorado siempre ha tenido al KKK muy fuerte. Todavía se juntan y hacen cosas. Hubo mucha tormenta contra los hispanos en Colorado. Antes se les pegaba por hablar el español. Después de 31 años de vivir aquí todavía tengo el sentimiento de que no es tan fácil ser hispano en Colorado”.

La profesora emérita, Brenda Romero, renombrada especialista en estudios de las tradiciones de los Matachines:

La tradición pervive en los pueblitos del norte de Nuevo México, donde las danzas de los matachines inundan cada año con sus colores y ritmos las calles y plazas públicas.

Ángela Pérez, virtuosa violinista de actos ceremoniales y religiosos, formada en los coros litúrgicos de Albuquerque, es muy solicitada en las fiestas de las comunidades circunvecinas. Al momento de grabar esta interpretación de una tonada ceremonial, Ángela se alistaba para tocar en una procesión de Matachines del pueblo de San Antonio.

“Esta pieza es La Cruz, que se toca en la procesión ceremonial de los Matachines”

Se oye solo de violín de Ángela.
Violinista Ángela Martínez en procesión.

“Es muy importante enseñar la música a otros que quieran aprender la música de los matachines porque en la montaña hay diferentes iglesias y hay muchas fiestas y ahorita yo soy la única que estoy tocando. Es mucho trabajo. No es muy difícil pero hay muchas fiestas. Hay muchos jóvenes que dicen que quieren aprender. Es mi talento y no puedo hoard my talent. Dios dirá. Get back. Share my work. It’s my calling.

Esta reconocida violinista de música ceremonial fue grabada de modo improvisado en una sala en la ciudad de Albuquerque”.

 Música de La Cruz…

Aquí concluimos este programa dedicado a presentar los Cantos de Alabanza y las danzas de los Matachines, tradiciones ancestrales de los pueblos mestizos de la región conocida como el Rio Grande del Norte.

La música fue obtenida del álbum titulado, La Música de los Viejitos, producido por Jack Loeffler y la colección de álbumes de Cipriano Vigil.

Foto y Texto original de Samuel Orozco.

About marco